La importancia del arte en el desarrollo del niño
El arte juega un papel más importante de lo que creemos en la educación de los niños. Además de estimular el aprendizaje de otras materias, como la lectura o las matemáticas, pintar, dibujar o modelar son actividades imprescindibles para el desarrollo de la percepción, la motricidad fina o la interacción social.
Las enseñanzas artísticas, desafortunadamente relegadas a un segundo plano por muchas familias y centros escolares en nuestro país, distan mucho de ser un lujo superfluo en la educación de los niños. Diversas investigaciones han demostrado que el arte juega un papel esencial, no solo en el desarrollo de los niños, sino, además, en su aprendizaje de la lectura, la escritura y el cálculo.
La inestimable ayuda del arte
Entre esos estudios, uno realizado por la Facultad de Educación de la UCLA entre estudiantes estadounidenses de Secundaria reveló que los que habían tenido una estrecha relación con el arte, dentro o fuera de las aulas, obtenían calificaciones notablemente más altas y tenían menos riesgos de fracaso escolar que los que carecían de esa experiencia.
Hace unos años, la prestigiosa publicación científica Nature daba cuenta de otra investigación realizada en colegios públicos de Rhode Island en la que se mostraban los resultados de una hora adicional de música y artes plásticas sobre niños de entre cinco y siete años que iban retrasados en casi todas las materias con respecto a sus compañeros de clase. Al cabo de siete meses, esos niños habían alcanzado el mismo nivel de lectura que el resto de los alumnos e incluso los habían sobrepasado en matemáticas. El director de la investigación no podía ser más claro al hacer conclusiones: Creemos haber demostrado con datos científicos que la enseñanza musical y artística no debe considerarse un lujo adicional, sino un componente fundamental de la educación, ya que puede ayudar a los niños a desarrollar sus capacidades en otras materias.
Otro prominente especialista, el profesor de Harvard Howard Gardner, pionero en los años 80 de la teoría, hoy unánimemente aceptada, de las inteligencias múltiples, sostiene que un buen sistema educativo tiene que alimentar y fomentar todas las formas de inteligencia, incluidas las relacionadas con el arte; en caso contrario, descuidaría parcelas fundamentales del potencial humano y frenaría el desarrollo cognitivo de los niños. En este sentido, Gardner recomienda favorecer la afición de los niños por el arte en cualquiera de sus formas, no solo como un medio de expresión sino también como un modo de acercarse al mundo que los rodea.
Desarrollo de capacidades
Pintar, dibujar, tocar un instrumento musical, modelar, cantar... son actividades básicas para el desarrollo biológico, educativo y emocional de los niños. Pero son, además, una necesidad espiritual. A través de ellas aprenden a explorar el medio que los rodea, adquieren conciencia de sí mismos y de los demás. Su contribución se puede agrupar en las siguientes áreas:
· Desarrollo personal: las actividades artísticas proporcionan oportunidades para expresar la propia creatividad, para descubrirse uno mismo; potencian la autoestima y el concepto de uno mismo. Cada obra de arte genera en el niño que la crea el sentimiento de haber alcanzado un logro.
· Desarrollo social: se potencia a medida que el niño aprende a cooperar en un trabajo artístico realizado en grupo. Los niños son conscientes de su contribución personal al trabajo colectivo y adquieren, además, el sentimiento de pertenecer a un grupo.
· Desarrollo físico: los músculos más pequeños, la coordinación mano-ojo, la lateralidad y el sentido del ritmo se desarrollan gracias a las diversas formas de expresión artística.
· Desarrollo del lenguaje: el arte es una forma de expresión que no se basa en la habilidad verbal, sin embargo, el lenguaje y el vocabulario infantil experimentan un enorme desarrollo a medida que los niños hablan de sus trabajos. Además, el dibujo contribuye al desarrollo de la escritura en los más pequeños.
· Desarrollo cognitivo: los beneficios del arte se dejan notar especialmente en áreas como la representación simbólica, la relación espacial, números y cantidades, orden, series, clasificaciones, etc.
Habla de arte con tu hijo
Además de la creación y expresión artísticas propiamente dichas, hay otra actividad con la que los adultos pueden contribuir a que los niños se acerquen al arte y lleguen a entenderlo. Cuando crean su propia obra, los niños exploran el mundo que los rodea, pero también pueden descubrirlo en las obras de otros o en la propia naturaleza, lo que puede abrirles el camino para llegar a apreciar el arte como parte de sus vidas. Muy poca gente continúa haciendo arte cuando deja de ser un niño, pero la afición al arte es un logro y un placer que dura toda la vida. Comentar con un niño un cuadro, una escultura o una fachada barroca puede parecer pretencioso e incluso pedante. Sin embargo, nadie como los niños, cuyos sentidos y percepción están tan abiertos y acostumbrados a escudriñar lo que los rodea, tiene mejor disposición para ello. Intercambiar puntos de vista sobre lo que vemos en museos, en la calle o en la misma naturaleza es una forma sencilla de que el niño adquiera una incipiente base de conocimientos sobre la que desarrollar una futura afición. Éstas son algunas pautas a seguir:
· Hay que procurar que el niño se sienta cómodo y seguro al expresar sus opiniones sobre la obra, ya que con ellas estará revelando algo muy personal.
· Familiarizar al pequeño con los museos y galerías de arte de su ciudad o próximos a su domicilio.
· Ayudarle a coleccionar reproducciones e ilustraciones de obras de arte. Se pueden adquirir en las tiendas de regalos de los museos, en las papelerías y las librerías. También se pueden recortar de revistas, folletos o de las secciones de arte de los periódicos.
· Observar el arte en la propia naturaleza. Comentar con el niño los cambios de luz, a lo largo del día o en distintas estaciones del año, y su efecto sobre los objetos que vemos. También se pueden cambiar impresiones sobre las formas, el color y la textura de plantas, árboles o rocas... Los niños son observadores natos y si se los ayuda a pensar en lo que ven desde una perspectiva estética no solo aprenderán a valorar el arte, sino también la naturaleza que lo inspira.
Aventuras en el museo
Todos los grandes museos españoles y cada vez mayor número de los provinciales tienen departamentos especializados que programan actividades para los niños, generalmente los sábados y domingos por la mañana. Las visitas de los más pequeños suelen incluir talleres en los que los niños, tras visitar alguna sala del museo, realizan su propia obra de arte, muchas veces inspirada en lo que acaban de ver, con los materiales que se les facilitan en el propio centro. C.P.
Fuente: www.conmishijos.com