En los primeros años de vida, las neuronas de nuestro cerebro forman nuevas conexiones a una velocidad asombrosa, de 700 a 1.000 por segundo, un ritmo nunca se repite de nuevo.
Estas conexiones forman la base del futuro de un niño. Pero si un niño está mal nutrido y mal alimentado, si no se le estimula adecuadamente y no se le protege contra la violencia, entonces su
desarrollo queda gravemente afectado, a veces irreversiblemente.
Puede que el niño, cuyo cerebro no se desarrolla adecuadamente, no sea capaz de aprender bien o de obtener un buen salario. El hecho de que no desarrolle su máximo potencial no solamente le causa
un prejuicio a él, sino a toda la sociedad.
Los primeros 1.000 días tienen un efecto considerable en el futuro de un niño. Tenemos una sola posibilidad de hacer bien las cosas.